Un sistema de rotura térmica es un conjunto diseñado para impedir la transferencia de energía térmica entre materiales conductores, principalmente en envolventes de edificios y aplicaciones industriales. Estos sistemas son fundamentales en el diseño moderno eficiente energéticamente, abordando el problema crítico del puente térmico, donde el calor fluye fácilmente a través de componentes más conductivos como perfiles de aluminio o acero, provocando pérdidas significativas de energía, condensación, problemas de confort interior y posibles crecimientos de moho. El núcleo de dicho sistema es la barrera térmica en sí, normalmente una tira de polímero de alto rendimiento como PA66 GF25 o PA66 GF30, que se inserta mecánicamente y a veces se adhiere dentro de un perfil metálico. Esto crea una línea continua de aislamiento con baja conductividad térmica, reduciendo drásticamente el valor U global y el valor Psi del conjunto. El diseño incorpora consideraciones sobre la integridad estructural, ya que el sistema debe soportar cargas de viento, movimientos del edificio y, en el caso de roturas térmicas estructurales, fuerzas considerables de cizallamiento y compresión. El rendimiento se valida mediante pruebas estandarizadas, incluyendo simulaciones térmicas y ensayos físicos según normas como la EN 14024, que clasifica el desempeño. Más allá del ahorro energético, estos sistemas mejoran el confort de los ocupantes al mantener temperaturas interiores más cálidas en invierno y más frescas en verano. Son imprescindibles para cumplir códigos de construcción exigentes y certificaciones de sostenibilidad como Passive House, LEED y BREEAM. La aplicación va más allá de ventanas y puertas, incluyendo conexiones de balcones, parapetos y fachadas cortina, lo que los convierte en una solución integral para mejorar el comportamiento térmico del edificio, reducir su huella de carbono y garantizar durabilidad a largo plazo y bienestar de los ocupantes.