Un material de rotura térmica estructural es un componente de alto rendimiento diseñado para proporcionar simultáneamente aislamiento térmico y transferir cargas estructurales significativas entre elementos de construcción, eliminando eficazmente los puentes térmicos en conexiones portantes. A diferencia del aislamiento estándar, estos materiales están concebidos para poseer alta resistencia a la compresión, alta resistencia al corte y baja fluencia bajo carga sostenida, todo ello manteniendo una baja conductividad térmica. Las aplicaciones más comunes incluyen el aislamiento de uniones entre balcones de hormigón y forjados, vigas de acero en voladizo y soportes de parapetos, todos ellos puntos clásicos de pérdidas térmicas importantes y condensación potencial. Los materiales suelen ser polímeros compuestos, siendo el poliamida (PA66) reforzado con altos porcentajes (por ejemplo, 30-40 %) de fibra de vidrio una opción frecuente debido a su equilibrio óptimo entre propiedades mecánicas (resistencia a compresión >100 MPa, resistencia al corte >40 MPa) y resistencia térmica (valor k ~0,3 W/m·K). Otros sistemas pueden utilizar hormigón polimérico denso reforzado con fibra o compuestos epoxi avanzados. El diseño requiere un análisis cuidadoso de las cargas (permanentes, variables, viento, sismo) y del rendimiento térmico (valor Psi) para seleccionar el material y espesor adecuados. La instalación es crítica; el material se corta con precisión y se coloca dentro del encofrado antes de verter el hormigón, o se fija mediante pernos entre elementos de acero, asegurando un apoyo completo y evitando contactos puntuales que podrían anular el aislamiento. Al utilizar una rotura térmica estructural, la envolvente del edificio permanece continua, lo que conduce a temperaturas más altas en las superficies interiores, menor pérdida de energía, eliminación del riesgo de condensación y cumplimiento con las normas energéticas. Esta tecnología es fundamental en el diseño de estructuras de edificios de alto rendimiento con rotura térmica, permitiendo a arquitectos e ingenieros crear formas expresivas como balcones en voladizo sin comprometer la integridad térmica del cerramiento del edificio.