Una barrera térmica, en el contexto de la construcción de edificios y el diseño industrial, es un componente o sistema diseñado específicamente para reducir significativamente la transferencia de energía térmica entre dos ambientes. Su propósito principal es mejorar la eficiencia energética, aumentar la comodidad de los ocupantes y prevenir la condensación problemática. En aplicaciones arquitectónicas, las barreras térmicas más críticas son aquellas que abordan los puentes térmicos: áreas localizadas en el envolvente del edificio donde el calor fluye con mayor facilidad, como a través de marcos metálicos de ventanas o conexiones estructurales. En este caso, la barrera térmica está físicamente constituida por una tira de material con baja conductividad térmica, normalmente un poliamida reforzada con fibra de vidrio (como PA66 GF30), que se inserta dentro de un perfil de aluminio o acero. Esta "barrera" separa físicamente las secciones metálicas interior y exterior, reduciendo drásticamente el flujo de calor y elevando la temperatura del marco interior para evitar la condensación. La eficacia de esta barrera se cuantifica por su contribución a la reducción del valor U y del valor Psi del conjunto. Más allá de la carpintería, las barreras térmicas también son fundamentales en muros, techos y pisos, donde materiales aislantes masivos como lana mineral o paneles de espuma crean una capa resistiva. En un sentido más amplio, cualquier material o ensamblaje que imponga un alto nivel de resistencia térmica entre una fuente de calor y un sumidero de calor puede considerarse una barrera térmica, lo que hace que este concepto sea fundamental para el diseño sostenible, la conservación de energía y la creación de entornos construidos cómodos, duraderos y libres de moho.