La transmisión térmica es un término de la ciencia de la edificación que describe el proceso de flujo concentrado de calor a través de un material o conjunto que tiene una conductividad térmica más alta que el aislamiento circundante dentro del envolvente de un edificio. Representa una debilidad o un cortocircuito en la capa de control térmico de una estructura. Este proceso ocurre cuando elementos conductivos, como el metal, el hormigón o incluso la albañilería densa, crean un camino continuo desde el interior acondicionado hasta el exterior no acondicionado. La fuerza impulsora detrás de la transmisión térmica es el principio fundamental de que la energía térmica se mueve de las áreas de alta temperatura hacia las de baja temperatura, y siempre seguirá el camino de menor resistencia. En un edificio, el aislamiento está diseñado para proporcionar una alta resistencia, pero cuando existe un puente térmico, el calor fluye preferentemente a través de él. Este aumento localizado de la transferencia de calor tiene varias consecuencias negativas: reduce la eficiencia térmica general del envolvente del edificio, lo que provoca facturas de energía más altas; hace que la temperatura de la superficie interior en el punto del puente sea significativamente más baja que la temperatura ambiente del recinto, lo cual puede provocar condensación y crecimiento de moho; y crea zonas frías que generan incomodidad para los ocupantes. Por lo tanto, abordar los puentes térmicos es un enfoque crítico en el diseño de edificios de alto rendimiento, lo que requiere un detallado meticuloso, la especificación de componentes con rotura térmica y la implementación de estrategias de aislamiento continuo para garantizar un cerramiento de edificio verdaderamente eficaz y duradero.